Coaching y mentoring: la industria en crecimiento


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En las épocas de crisis el coaching y el mentoring se han convertido en una de las actividades de crecimiento exponencial. Se observa una mayor demanda en épocas de incertidumbre.

El coaching es la segunda profesión de más rápido crecimiento en el mundo, solo rivaliza con la tecnología de la información.

Se estima que la actividad seguirá creciendo durante los próximos diez años, ya que acompaña procesos propios de entornos VICA (Volátil, Incierto, Complejo, Ambiguo) que marcaron a nueva década marcada por la caída del mundo global, y el foco “glocal” (pensar global, actuar local), con el impacto de restricciones del comercio y de fronteras, por sólo mencionar algunas transformaciones que marcan una nueva era.

Tanto el coaching como el mentoring son herramientas para incentivar el desarrollo de las habilidades de las personas.

Uno de los puntos esenciales por los que funcionan el coaching y también el mentoreo es que parten del momento presente de la persona, y la acompañan hacia el estado deseado: sus metas, objetivos, inhibidores internos a superar y formas de acompañamiento pro-positivo que no se enfocan en el sufrimiento de revivir experiencias dolorosas del pasado, sino en potenciar sus fortalezas y oportunidades en vez de dedicarse todo el tiempo a revisar y profundizar la raíz de sus debilidades, no trabajan sobre el trauma, sino sobre el potencial que tiene ese ser humano.

El período de trabajo, tanto en forma individual como de equipos, está definido con un comienzo y final; con objetivos medibles y tangibles a ir conquistando paso a paso, y son más breves en términos de las intervenciones.

Específicamente en el mentoreo, la disciplina se despega del coaching en lo que se refiere a su instrumentación, ya que quien es mentor necesita haber atravesado experiencias profesionales que de alguna manera le permitan guiar y aconsejar al mentoreado (“mentee”). Lo más usual es el encuentro individual.

Actualmente hay cinco grandes estilos de coaching prevalentes en el mundo: corriente norteamericana, europea, coaching con PNL (Programación Neuro Lingüística), neurocoaching y ontológico son algunas de las más conocidas. Algunos se caracterizan por promover resultados más rápidamente y quizás más aptas para el mundo empresarial y corporativo, ávido de velocidad y agilidad; otras, más reflexivas y filosóficas; pero todas tienen en común el propósito de desplegar el potencial de las personas, que muchas veces permanece oculto.

La industria del coaching recaudó más de 15 billones de dólares en 2019, es el segundo sector de mayor crecimiento en el mundo. En 2019, se estima que había 100.000 coaches a nivel mundial y un 92% de estos están activos, es decir, que se dedican total o parcialmente a esta actividad.

Hay empresas que se dedican a ofrecer certificaciones a las escuelas de coaching, mediante el pago de cuotas y aranceles dolarizados. Aunque no es necesaria una certificación para ejercer como coach, y las de mentores están recién desarrollándose en el mundo, en el caso de poseerla el mismo estudio estimó que el ingreso anual promedio va desde los 27.000 a los 73.100 dólares anuales por persona. Algunos coaches especializados están generando por encima de los 100.000 dólares anuales de facturación.

Los honorarios promedio a nivel global en países de habla hispana parten desde aproximadamente 80 dólares por encuentro de una hora para un coach o mentor de nivel inicial, es decir, aquellos que tienen menos de tres años de experiencia comprobada; valor que trepa a los 200 dólares para niveles intermedios con más de cuatro años; y a los 350 aproximadamente por encuentro para los que superan los diez años de trayectoria y con dedicación exclusiva a esta actividad.

Los encuentros pueden realizarse de forma virtuales utilizando distinto tipo de plataformas, e, incluso, llamadas sólo de audio. De hecho, en contratos con compañías que operan a nivel internacional, los profesionales del sector brindan su servicio a distancia y en varios idiomas, según el del cliente.

Por el lado de los mentores, sus valores son parecidos a los de un coach en el caso de los de nivel premium. Se requiere ser altamente especializado, con mucha preparación en negocios y enfoque en resultados ágiles y concretos.

Para destacarse en ese campo es necesario recibir una preparación que no se aprende en las escuelas tradicionales del sector, sino que lleva años. Consiste, básicamente, en integrar conocimientos de otras disciplinas y profesiones de base, puestas en formato de procesos de coaching para intervenciones organizacionales que produzcan resultados con KPI, indicadores medibles y tangibles.

El coaching produce un alto retorno de la inversión y múltiples beneficios intangibles importantes para la empresa, por lo que la inversión es mucho menor al retorno que reciben las empresas en término de efectividad de la herramienta del coaching profesional aplicado a distintas industrias. Además el coaching incrementa el rendimiento de los ejecutivos en un 88% en aquellas empresas que implementan la tecnología del coaching. En este caso, la mejora sería notable versus los sistemas de aprendizaje o intervenciones clásicas organizacionales; básicamente porque, tanto el coach como el mentor, ponen el eje total en la persona y en su desarrollo permanente, y lo conectan con un abordaje sistémico -por ejemplo, la empresa donde trabaja- para que pueda obtener resultados que alineen los principios y valores personales con los de la organización y sus metas específicas según su rol.

Las transformaciones vertiginosas del mundo, la aceleración digital y el paso del trabajo presencial al formato a distancia o home office son alentadores para la industria del coaching y mentoreo.

Se espera que para 2022, el sector del coaching de negocios crezca más rápido de lo que creció la economía del 2012 al 2017, aún en contextos recesivos, las personas y empresas siempre van a necesitar de apoyo, orientación, guía y contención.

Los coaches van a necesitar usar la analítica empresarial y organizacional, ya que ellos se dedican a trabajar en diversos sectores y conocen de distintos negocios para poder mentorear a sus clientes. Cualquier coach tiene dos trabajos: el ejercicio profesional y estudiar la economía y su industria permanentemente para no ver mermadas sus oportunidades laborales.

El ofrecer sus servicios en línea, al igual que cursos y formaciones, ultra-especializarse en industrias abandonadas, y enfocarse en industrias duras (a las que la mayoría de los coaches les escapan por ser menos entretenidas o mucho más desafiantes) son tres alternativas ineludibles a considerar.

La tendencia del micro-learning también es compatible con la labor de coaches y mentores. Las personas tienen vidas cada vez más ocupadas, por lo que el conocimiento compartido en pequeñas cápsulas como unidades temáticas abre un espectro fabuloso para el marketing de contenidos.

Aspectos a tener en cuenta si se desea ser coach o mentor:

- El objetivo es agregar valor y poder medirlo en forma tangible y concreta.

- Profesionalizarse permanentemente, sin importar la trayectoria que se tenga.

- Desarrollar su plan de negocios, inversión y estrategia, mínimo a cinco años. Esto implica que el coach y mentor necesita empezar a verse a sí mismo como un negocio, y no solamente un profesional independiente que no sigue ningún tipo de esquema para su actividad.

- Crear y potenciar la marca personal, aportar a la industria del conocimiento e interactuar con tribus nuevas que puedan demandar sus servicios. El marketing de contenidos será esencial para proyectar su labor al siguiente nivel.

- Interactuar en círculos abiertos, saliendo del microclima de las asociaciones profesionales que lo único que logran muchas veces es un efecto de estar mirándose el ombligo permanentemente. El mundo es mucho más amplio, retador y potencialmente interesante para nutrirse de experiencias y conseguir clientes.

- Socializar el conocimiento en todo tipo de medios y recursos creados y los que vayan surgiendo, como inteligencia artificial, realidad aumentada y realidad virtual, que se pueden integrar al desempeño profesional, y potenciarlo.